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Producción urbana de hortalizas, bases para una alimentación saludable y manipulación segura de alimentos

AVANCES EN HORTICULTURA - REVIEW | Monterroso, L. - Díaz, K.E. - Brescia, M. - Dublan, M.A. - Rosini, M.B. - Fittipaldi, C. - Galizio, R. - Castagnino, A.M.ex aequo

Etiquetas: huerta familiar, buenas prácticas, educación alimentaria nutricional, sostenibilidad

ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s18519342/h5zkohcrx

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Cita:

Monterroso, L. - Díaz, K.E. - Brescia, M. - Dublan, M.A. - Rosini, M.B. - Fittipaldi, C. - Galizio, R. - Castagnino, A.M. (2022). Producción urbana de hortalizas, bases para una alimentación saludable y manipulación segura de alimentos. Horticultura Argentina 41 (106): 168 – 193. http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s18519342/h5zkohcrx

Resumen:

En el contexto socioeconómico y sanitario generado por la pandemia causada por la COVID-19, muchas familias vieron restringidas sus posibilidades laborales, generando que un mayor número de personas recurran a espacios barriales en búsqueda de ayuda social. Con el objetivo de contribuir a dar respuesta a dicha problemática, desde la Facultad de Agronomía UNCPBA, se llevó adelante en los años 2020 y 2021 un proyecto de extensión interdisciplinario: "Optimización de la producción, manipulación y consumo de alimentos a nivel familiar, para una mejor calidad de vida”. Las áreas temáticas fueron: producción hortícola local, alimentación saludable y manipulación higiénica de alimentos. Se generaron capacitaciones teórico-prácticas, con protocolos de bioseguridad, en tres merenderos de la ciudad de Azul, profundizándose las mismas en el año 2021 en uno de los mismos. En los encuentros, se impulsó la adopción de nuevos hábitos de producción y consumo, mediante técnicas innovadoras (viverismo, huerta en canteros, brotes y microgreens), la implementación de buenas prácticas de manufactura en la elaboración de alimentos en general y conservas en particular, a fin de diversificar las formas de consumo y fomentar el espíritu emprendedor. En general se propició la adquisición de nuevas habilidades, el intercambio de experiencias y el efecto multiplicador en los participantes, sus familias y la comunidad. Asimismo, se abordó la educación al consumidor en cuanto a la elección de alternativas saludables y la importancia de la correcta interpretación del rotulado nutricional. Se impulsó la resiliencia de dichas familias y la transformación de los consumidores, en prosumidores (productores/consumidores), procurando la optimización de la alimentación y seguridad alimentaria.

Artículo Completo:

1. Introducción

El conocer las bases de una alimentación saludable, así como la incorporación de vegetales a la dieta y la manipulación segura de alimentos, resultan imprescindibles para la salud y bienestar de la población; ya que reduce el riesgo de desarrollo de enfermedades y propician el buen funcionamiento del organismo (Cámara-Hurtado, 2021; Muñoz Jáuregui et al., 2020) lo que permite una mejor calidad de vida,

La producción y la agroindustria familiar de hortalizas y la diversificación del consumo constituyen un desafío en países como Argentina cuya situación difiere en muchos de los parámetros recomendados, ya que la última Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares(ENGHo, 2019), representativa de la población argentina, indicó que el consumo promedio es de 135 g de hortalizas no feculentas y 93 g de frutas, es decir, un valor total de ingesta de 228 g, que sólo alcanza a cubrir el 32,5% del consumo de 700 g diarios recomendado por el Ministerio de Salud Argentino (Guías GAPA) (Risso Patrón et al., 2018). Además, a través de la educación alimentaria nutricional, es posible promover pautas de alimentación saludable, para mejorar la calidad de vida de los distintos hogares/familias involucradas en actividades de capacitación. Contar con una población capacitada y responsable es imprescindible, por lo que deben complementarse los conocimientos y desarrollo de habilidades productivas, con una formación que permita crear conciencia respecto de la importancia de una adecuada selección de los alimentos a consumir (por sus propiedades nutricionales) y los procedimientos de manipulación desde su obtención hasta el momento de consumo.

Al respecto, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se puede definir como educación alimentaria “la combinación de experiencias de aprendizaje, diseñadas para facilitar la adopción voluntaria de conductas alimentarias y otras acciones relacionadas con la nutrición, tendientes al logro de salud y bienestar, en procura de alcanzar la mencionada nutriciónóptima”, concepto que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019), implica valorar el consumo de vegetales como alimentos, en un sentido amplio, por su potencial de optimizar la salud, mejorar el bienestar y reducir y prevenir el riesgo de desarrollo de enfermedades. En tal sentido, los conocimientos que tienden a generar hábitos contribuyen a resguardar la salud en el contexto de la pandemia generada por la COVID-19, y no se limitan sólo a esta situación, sino que resultan aplicables a lo largo de toda la vida de los involucrados.

El brote de COVID-19 a principios de 2020 causó una crisis de salud devastadora y una interrupción socioeconómica mundial debido a los bloqueos repetitivos que restringieron las actividades humanas (Charis et al., 2022). Las personas, las autoridades y las empresas de todo el mundo no estaban preparadas para los impactos repentinos de este raro evento del “Cisne Negro” en diferentes sectores, como producción de alimentos y suministro de materias primas (Rowan y Galanakis, 2020), entre otros. En particular, la pandemia afectó a los diversos actores en la producción y distribución de las cadenas de valor de los alimentos, acelerando los efectos dominó como, por ejemplo, la escasez de productos (Fritsche et al., 2021) y, simultáneamente, las personas recurrieron a la cocina casera y los patrones de consumo cambiaron (HLPE, 2020; CCRI, 2020). Algunas fábricas de alimentos e instalaciones de procesamiento cerraron temporalmente, debido a la propagación de la COVID-19 entre los trabajadores (HLPE, 2020;Rousseau et al., 2020), por lo que surgió como necesidad la autoproducción de alimentos y la agroindustria familiar; como así también la de extremar los cuidados higiénico-sanitarios durante las preparaciones. Desde las instituciones surgió la necesidad de reorientar actividades, acompañando a la población más vulnerable con acciones concretas, tendientes a propiciar su adaptación a la nueva realidad y lograr autosuficiencia, para contribuir a la generación de alimentos, incrementar la economía circular, brindar un aprovechamiento integral de la materia prima, y propiciar sistemas alimentarios más resilientes.

Con la pandemia de la COVID-19, que ingresó en la vida de la gente, deteriorando la salud, limitando la capacidad de subsistencia, interrumpiendo la vida laboral, educativa, social, religiosa y comunitaria, generando una crisis sanitaria(Hirsch, 2021), quedaron en evidencia problemas sociales ya existentes, los que se agudizaron endicho contexto (Rieiro et al., 2022). Dichas condiciones de vulnerabilidad causaron una sinergia negativa, generando un escenario desindemia (por el enfoque económico y social que la misma tiene), en la que la sociedad civil, y dentro de ella, los académicos tenemos un rol importante a cumplir, según Kauffman, 2021. Argentina es un país con 92% de población urbana (DNP, 2022), donde la autoproducción es mínima y el acceso a los alimentos depende de la industria y mecanismos de mercado (ya sea la capacidad de compra de los hogares, los circuitos de abastecimiento o la publicidad). Con la pandemia, se deterioró la capacidad de compra de los hogares y se precarizó laalimentación (Aguirre y Díaz Córdoba, 2021). Se buscaron alternativas para brindar apoyo a la comunidad, desde distintas disciplinas, en momentos de extrema necesidad, respetando las medidas de distanciamiento y aislamiento, para el control sanitario. Así fue que, en momentos en que la atención de la población y del gobierno, se centró en las medidas sanitarias desplegadas para hacer frente a la pandemia, desde la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (UNCPBA) nos sumamos a la corriente mundial de interacción; repensando nuestras estrategias de intervención territorial, buscando nuevas herramientas e impulsando alternativas innovadoras, para dar respuesta a la creciente necesidad de acceso a alimentos frescos y de actividades de contención social, económica y emocional, acordando con lo propuesto por Ocariz et al., (2021), propiciando el emprendedorismo y la reinserción laboral.

Algunos autores sostienen que las sociedades resuelven las consecuencias respectivas con enorme creatividad, adaptación, alternativas innovadoras y cambios para hacer frente a la austeridad (Rowan y Galanakis, 2020). En el caso de la pandemia, la crisis se produjo cuando eran evidentes las fallas de los actuales sistemas de producción, transformación y consumo a nivel global (Gerten et al., 2020). Y, las medidas excepcionales y acciones adoptadas para lograr la recuperación de la crisis pueden convertirse en oportunidades (OCDE, 2021), hacia un nuevo sistema alimentario. La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de rediseñar los sistemas globales para minimizar su vulnerabilidad y aprovechar la autosuficiencia local. Esto es vital para prepararse para futuras crisis en los flujos de alimentos, energía y otros bienes y, sobre todo, poner en el centro, el bienestar de los ciudadanos y del planeta(Ceroni, 2020).

Como complemento de los cambios de los modelos de consumo, los actores de este proceso también están cambiando y las figuras del productor y del consumidor están dando lugar a los llamados “prosumidores” que funden los dos roles en uno solo(Ceroni, 2020).

En este contexto, es esencial desarrollar la agricultura urbana para proporcionar materias primas locales y verduras frescas, crecer en biodiversidad, para reconstruir ciudades y modernizar las cadenas de suministro de alimentos (Rousseau y Deschacht, 2020), e impulsar una transformación verde en las ciudades, tendiente a contribuir hacia una economía baja en carbono (Galanakis et al., 2022). Fomentar el desarrollo regional requiere la formación de los ciudadanos sobre aspectos técnicos y modelos de negocio (Chateau y Mavroeidi, 2020), brindando a las capacitaciones un perfil emprendedor. Además, las producciones frutihortícolas de cercanía o “km 0”, contribuyen a la mejora de la calidad alimentaria, a través de la mayor disponibilidad y accesibilidad a alimentos frescos y de estación, por los vínculos generados por la proximidad entre producción, distribución y consumo, tendiendo a favorecer también la producción local y, de esta manera, la soberanía alimentaria (Marichal et al.,2021).

El desarrollo espontáneo de redes de apoyo a las comunidades locales (FAO, 2020), la mayor predisposición de los consumidores a realizar actividades de autoproducción de alimentos y la creciente demanda de alimentos orgánicos (Fortuna y Foote, 2020), entre otros temas, representan un anticipo sobre una posible reconfiguración de los sistemas alimentarios;algunos autores sostienen, que los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) son inalcanzables después de la COVID-19, al menos dentro del plazo previsto de2030, y posiblemente deberán ser reconfigurados (Nature, 2020).

Ante la realidad socio-económica y sanitaria, en el marco de la pandemia generada por la COVID-19, en octubre de 2020, desde la Facultad de Agronomía UNCPBA, a través de proyectos de extensión de la Universidad-SPU-MEN, y sobre la base de requerimientos específicos por parte de los referentes de espacios que funcionan como merenderos en la ciudad de Azul, provincia de Bs. As., se impulsaron acciones interdisciplinarias e interinstitucionales, tendientes a capacitar a más de 80 familias de la comunidad azuleña, las cuales asisten a los merenderos Villa Piazza Centro, San Francisco y Villa Piazza Sur.

Destacando que la alimentación no solamente es una de las necesidades fisiológicas primordiales del humano, es también el pilar fundamental del crecimiento, el desarrollo y la salud de los individuos y condición fundamental de bienestar, equidad y desarrollo social. Una de las funciones del Estado es procurar las condiciones para que la población acceda a una alimentación nutritiva, saludable y satisfactoria. Para ello, es necesaria la información periódica sobre la cantidad y calidad de la alimentación consumida por la población, como parte del diagnóstico esencial para guiar el diseño y aplicación de políticas de producción y abastecimiento de los alimentos básicos que debe contener la dieta y de promoción de una alimentación saludable, que contribuya a la sostenibilidad del planeta.

El relator de Naciones Unidas, Ziegler, J. (2003); definió como Derecho al “derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, directamente o mediante compra con dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a la que pertenece el consumidor y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna”. Según Abajo et al., (2010), el derecho a la alimentación para todos está aceptado universalmente, pero igual de importante es el derecho de las personas a esperar que los alimentos sean inocuos, de buena calidad y aptos para el consumo. Esto hace que sea necesario proseguir la labor del Codex. Las enfermedades transmitidas por los alimentos son, en el mejor de los casos, desagradables, y en el peor pueden ser mortales (Codex Alimentarius, 2018).

Los consumidores tienen derecho a recibir una información exacta, estandarizada y comprensible sobre el contenido de los productos alimenticios, que les permita adoptar decisiones saludables (Zapata et al., 2016). Es posible producir cambios en los comportamientos realizando educación alimentaria nutricional (EAN) ya sea desde las escuelas, los entornos laborales, las instituciones docentes y religiosas, asociaciones comunitarias, involucrando a los referentes de los mismos.

La educación alimentaria nutricional es fundamental para fortalecer el entendimiento de la población respecto del etiquetado nutricional, su utilidad y con ello, la toma de decisión de compra y/o consumo.

Las “Guías Alimentarias para la Población Argentina” (GAPA) constituyen una herramienta fundamental que brinda los conocimientos necesarios para contribuir a generar comportamientos alimentarios y nutricionales más equitativos y saludables en la población. Las mismas conjugan los conocimientos y avances científicos (sobre requerimientos nutricionales y composición de alimentos) con estrategias educativas, a fin de facilitar, la selección de un perfil de alimentación más saludable en la población. Del mismo modo sirven de herramienta de planificación para sectores como: salud, educación, producción, industria, comercio, y todos los que trabajen la temática de alimentación. Son de carácter nacional y para su diseño se contempló la situación alimentario - nutricional y epidemiológica de todo el país. Las guías traducen las metas nutricionales establecidas para la población en mensajes prácticos para usuarios y destinatarios, redactados en un lenguaje sencillo, coloquial y comprensible, proporcionando herramientas que puedan conjugar las costumbres locales con estilos de vida más saludables (MSN, Guías Alimentarias, 2020).

Es muy importante tener en cuenta que las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA) son responsables de ocasionar un gran número de diversas patologías que afectan la salud de la población mundial. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2014), las enfermedades transmitidas por los alimentos son aquellas provocadas por el consumo de alimentos y/o agua contaminados con microorganismos patógenos que afectan la salud del consumidor. La Organización Mundial de la Salud (OMS), describe que este tipo de enfermedades impacta en la población de diversas maneras en acuerdo al nivel de desarrollo de los países. Mientras que, en los países menos desarrollados, son la principal causa de enfermedad y muerte entre la población, en los más desarrollados son la causa de una significante pérdida en la productividad y de altos costos asociados a la utilización de los servicios de salud y de la implementación de políticas de inocuidad alimentaria (Olea et al., 2012; OMS, 2015). Según las cifras de la OMS, anualmente 600 millones de personas de todo el mundo, aproximadamente 1 de cada 10, se enferman por el consumo de alimentos contaminados, de las cuales 420.000 mueren, y de ese valor 125.000 son niños menores de 5 años. A su vez se resalta, que los niños son susceptibles de padecer enfermedades diarreicas transmitidas por los alimentos de los cuales 220 millones enferman anualmente y 96.000 mueren por dicha causa (OMS, 2015). Es importante destacar que las ETAS afectan con mayor frecuencia y gravedad a aquellos consumidores pertenecientes a los grupos de riesgo susceptibles compuesto por ancianos, niños, embarazadas e inmunocomprometidos. Por otra parte, las condiciones de pobreza e insalubridad son factores que favorecen el desarrollo de este tipo de enfermedades (Rodríguez Torrens et al., 2015). Aproximadamente el 70% de las ETAS productoras de diarreas se originan por el consumo de alimentos contaminados con agentes patógenos entre los que se incluyen bacterias, virus, hongos, parásitos, priones, toxinas y metales (Jones et al., 2008; Olea et al., 2012). El origen habitual de las ETAs se da por la contaminación de los alimentos con agentes patógenos, los cuales aumentan su número por su posterior multiplicación, como consecuencia de una manipulación inadecuada de los mismos durante su obtención, preparación, almacenamiento o consumo (Fernández et al., 2021).

El objetivo de este trabajo fue promover una alimentaciónsaludable y la autogestión de las familias, mediante la autoproducción y consumo de diversas hortalizas y la elaboración segura de productos alimenticios, fomentando el espíritu emprendedor, la salud, bienestar y una mejor calidad de vida. Estas acciones, basadas en una serie de capacitaciones teórico-prácticas, fueron destinadas a familias que concurren a merenderos.

2. Materiales y métodos

En el marco de la convocatoria “Acciones de extensión frente a la emergencia por COVID19, de la SPU-MEN (Secretaría de Políticas Universitarias-Ministerio de Educación de la Nación), organizado desde la Secretaría de Extensión de la UNCPBA, se llevó adelante, en los últimos meses del año 2020, el proyecto de extensión: “Optimización de la producción, manipulación y consumo de alimentos a nivel familiar, para una mejor calidad de vida”, en tres merenderos de la ciudad de Azul. Posteriormente, en 2021, a fin de dar continuidad a las acciones iniciadas durante el mismo, se llevó a cabo el proyecto denominado “Optimización de la producción, manipulación y consumo de alimentos a nivel familiar, para una mejor calidad de vida II”, en el marco de la Segunda convocatoria, Acciones de extensión frente a la emergencia por COVID 19, focalizando en uno de los espacios, con las propuestas: producción hortícola, alimentación saludable y manipulación higiénica de alimentos.

Durante 2020, se brindaron nueve capacitaciones, durante los meses de octubre, noviembre y diciembre. Los temas abordados fueron: a) Taller I:“Huerta urbana Km 0, para familias en acción”, b) Taller II: “Aprendiendo las guías para una alimentación saludable” y c) Taller III: “Manos en acción: preparación segura de alimentos”. Dichas capacitaciones se replicaron en cada uno de los tres merenderos que participaron del proyecto, ubicados en los barrios Villa Piazza Sur, Villa Piazza Norte y San Francisco, las cuales se organizaron con las referentes de cada uno de los espacios, quienes estaban encargadas de convocar a los vecinos/as de dichos barrios.

Durante 2021, sobre la base de la solicitud realizada por la referente del merendero “Santa Teresita de Villa Piazza Sur”, espacio al que concurren más de 80 familias, y de los vecinos participantes, se continuaron las capacitaciones focalizándose en tres talleres, los cuales se replicaron dos veces cada uno. Los mismos fueron: a) Taller I: “Innovación en la huerta urbana: técnicas de producción para generar nuestros alimentos”, b) Taller II: “Alimentación saludable y elección consciente: aprendemos a leer las etiquetas” y c) Taller 3: “Para comerte mejor: elaboración segura de conservas vegetales”.

Estas capacitaciones fueron orientadas a técnicas básicas de producción de hortalizas, manipulación segura de alimentos y alimentación saludable a fin de propiciar una mejor nutrición de la población y hacer extensivos estos conocimientos a sus ámbitos de influencia. A su vez, se profundizó sobre alimentación saludable, incorporación de frutas y hortalizas en la dieta a partir de recetas innovadoras, interpretación del rotulado de alimentos e implementación de métodos para conservar alimentos que propician el agregado de valor a las producciones primarias hortofrutícolas a la vez que posibilitan extender el período de consumo de productos perecederos y reducir el desperdicio, siempre en el marco de buenas prácticas de manufactura.

Los encuentros fueron presenciales, en espacios al aire libre o cubiertos ventilados, con el objetivo de llevar a cabo tareas teórico-prácticas. El equipo estuvo integrado por docentes y participantes, contando con la colaboración de no docentes, técnicos profesionales y estudiantes de la Facultad de Agronomía de la UNCPBA.Cada encuentro estuvo a cargo de dos docentes del equipo temático de trabajo y un no docente supervisor de ingreso. Los mismos se llevaron a cabo respetando el “Protocolo de Bioseguridad Voluntariado UNICEN COVID-19”, en el marco de las normativas vigentes (municipales, provinciales y de la universidad), dado el contexto de pandemia. Previo al inicio de cada actividad, se entregaron barbijos, se efectuó toma de temperatura y desinfección de manos de los concurrentes. El número de participantes en cada taller fue entre 15 y 20 personas, siempre respetando el máximo autorizado por los protocolos vigentes.

Las capacitaciones tuvieron una duración aproximada de tres horas, en promedio.

En el caso de los talleres de huerta, las tareas previas de preparación de los espacios para la realización de las mismas (acciones en 2021 y 2022) estuvieron a cargo de los vecinos, con la organización de los referentes; como así también las labores culturales posteriores como riego, desmalezados, entre otras.

La metodología de trabajo (teórico/práctica) consistió en talleres, sobre las temáticas mencionadas, cuyas etapas se detallan a continuación:

2.1. Taller I sobre Huerta Urbana:

Las acciones realizadas con la finalidad de promover un mayor consumo de hortalizas, la transformación en prosumidoras, por parte de las familias más afectadas por el contexto socioeconómico, con un perfil emprendedor, a través de la implementación de huertas urbanas, para la producción local de hortalizas, “Km 0”, fueron propuestas por el Equipo Horticultura de la Facultad de Agronomía y consistieron en talleres de capacitación, establecimiento de huertas didácticas institucionales y siembra de plantines con cepellón.

2.1.1.Acciones en 2020:

Los talleres correspondientes al Módulo de Horticultura, del proyecto, realizados en el primer año, se denominaron: “Innovación en la huerta urbana: técnicas de producción para generar nuestros alimentos”. Los mismos se llevaron a cabo en las instalaciones del Merendero Villa Piazza “Centro Catequístico y Misionero Santa Teresita”. Dichos talleres consistieron en capacitaciones en autoproducción de hortalizas, incentivando el consumo de alimentos saludables, a través de una dieta variada, que considere un adecuado aporte de nutrientes; distintas modalidades de iniciar una huerta, dando ejemplos en qué casos corresponde utilizar el sistema de siembra directa o llevar adelante la técnica de almácigo y transplante, en la producción de especies tradicionales e innovadoras, factibles de ser producidas por estación; en la producción de semillas hortícolas; formas de sistematización del suelo y en la producción de alternativasinnovadoras multivitamínicas, como microgreens y brotes, dos alimentos funcionales fáciles de producir y en corto tiempo (Castagnino et al., 2020).

Se fundamentó la conveniencia del empleo de la técnica de viverismo y el empleo de plantines con cepellón para el inicio de los cultivos, a fin de optimizar cuali-cuantitativamente la producción y acortar los ciclos. Se trabajó también, de manera teórica/práctica, en la propagación de especies aromáticas por esqueje.

Como complemento de la actividad viverística, se realizó una huerta didáctica con diversas especies como tomate, brócoli, acelga, rúcula, rabanito, maíz dulce, zapallito de tronco, arvejas y lechuga. En el marco de los talleres, cada participante, tuvo la oportunidad de sembrar distintas especies, en speedling, para obtención de sus propios plantines; para el posterior cuidado de estos en el hogar y poder realizar sus propias huertas, para complementar la alimentación en el hogar; como así también, generar un efecto multiplicador, en los respectivos ámbitos de influencia. Dada la diversidad, tanto de los sistemas productivos propuestos como de las herramientas brindadas, se propició que los participantes puedan llevar adelante la producción de hortalizas.

2.1.2 Acciones en 2021:

En el segundo año del proyecto, las actividades del Taller deHuerta,se desarrollaron en el Centro Catequístico y Misionero Santa Teresita, procurando profundizar los conocimientos adquiridos en laprimera etapa de capacitación, en 2020, impulsando la producción, consumo y comercialización de hortalizas locales Km 0. Se cosecharon especies implantadas en la etapa anterior, mostrando la técnica en cada caso y la madurez adecuada. Además, se implantó una huerta primavero-estival, con las especies de mayor consumo yse abordaron también, aspectos de posibilidades de comercialización de los excedentes, como alternativa de emprendedorismo familiar.

2.1.3 Acciones en 2022:

Para completar el ciclo anual de producción, se implantóuna nueva huerta, en el período otoño-invernal (abril 2022), complementando el trabajo realizado años anteriores, mediante la instalación de un equipo de riego por goteo, tendiente a facilitar dicha tarea y propiciar la continuidad de la huerta didáctica institucional en el merendero Centro Catequístico y Misionero Santa Teresita. Para esta actividad se contó con la colaboración del profesor de Manejo de Aguas de la Facultad de Agronomía.

2.2. Taller II sobre Alimentación saludable:

2.2.1. Acciones en 2020:

En este encuentro se brindaron estrategias para la elaboración de comidas saludables, si bien las necesidades nutritivas generales de las personas son las mismas, es conveniente adaptarlas al segmento de población involucrada en este proyecto, teniendo en cuenta sus particularidades.

Se establecieron pautas de alimentación en base a las GAPA (Guías Alimentarias para la Población Argentina) de acuerdo a la disponibilidad de alimentos y recursos con que cuentan las personas que concurren a los merenderos. Se propuso, a través de especialistas en nutrición, el diseño de un menú equilibrado nutricionalmente, considerando los ingredientes utilizados frecuentemente para elaborar las comidas en los distintos hogares; sugiriendo que se tenga en cuenta la actividad física de los integrantes del núcleo familiar, como complemento de las nuevas pautas de alimentación saludable.

Como herramienta didáctica se utilizaron banners con la gráfica de las GAPA y los 10 mensajes diseñados para tal fin, para ejemplificar y educar considerando la calidad y cantidad de los diferentes grupos de alimentos.

Se prepararon y entregaron recetarios impresos para cada uno de los participantes en los que se destacan recetas saludables.Se brindaronmomentos de consultas referidas a hábitos alimentarios.

2.2.2.Acciones en 2021:

Se profundizaron los conocimientos adquiridos y además fueron abordados los siguientes temas: elección consciente, interpretación de rótulo nutricional y etiquetado frontal, especificaciones adaptadas al segmento de población involucrada en este proyecto, teniendo en cuenta sus particularidades.

2.3. Taller III sobreManipulación de alimentos y empleo de soluciones desinfectantes:

2.3.1. Acciones en 2020:

En este encuentro, el equipo de trabajo abordó conceptos relacionados a la presencia de peligros químicos, físicos y biológicos en los alimentos y los grupos de población que presentan mayor riesgo de enfermarse a partir del consumo de alimentos contaminados. Asimismo, se desarrollaron conceptos referidos a la preparación de distintas soluciones destinadas a la limpieza y desinfección de superficies, utensilios y materias primas (por ejemplo, desinfección de frutas y verduras) que puedan ser utilizadas en la elaboración de los alimentos y en los diferentes ambientes del hogar. Se destacó que el correcto empleo de las soluciones desinfectantes resulta efectivo tanto para impedir la propagación de la COVID-19 como para prevenir otras enfermedades virales y aquellas ocasionadas por el consumo de alimentos contaminados. Por tal motivo, es fundamental que todas las personas conozcan cómo prepararlas y utilizarlas de manera adecuada para que cumplan su función. En lo que respecta a este encuentro, las familias participantes se llevaron a sus domicilios las soluciones desinfectantes preparadas (Hipoclorito de sodio al 1 y 5% y etanol al 70%), junto con las indicaciones de uso, conservación y durabilidad.

2.3.2. Acciones en 2021:

En esta oportunidad, se hizo hincapié en las temáticas vinculadas a Higiene e inocuidad alimentaria en la elaboración de conservas y las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) de alimentos, desde el momento de la compra y/o producción hasta su consumo. Esto incluye los cuidados de desinfección recomendados sobre los envases, recipientes y bolsas que ingresan al domicilio y la higiene del manipulador e instalaciones donde se elaboran los alimentos. Por otra parte, se brindaron conocimientos sobre la correcta cocción de los alimentos, su almacenamiento y rotación, basado en la regla que lo primero que entra es lo primero que debe salir (Regla PEPS) y la utilización de agua y materias primas seguras. Al mismo tiempo, se presentó como ejemplo práctico de implementación de BPM la elaboración de conservas dulces y saladas, en modalidad de taller.

3. Resultados

A continuación, se detallan los resultados logrados en cada uno de los ejes temáticos (talleres), llevados a cabo en el contexto de pandemia por la Covid 19, con protocolos de bioseguridad.

3.1. Taller I sobreHuerta urbana:

Como resultado de las capacitaciones realizadas en los dos años del proyecto, se logró que, aproximadamente, cien familias azuleñas de bajos recursos, se capaciten y adquieran experiencias prácticas en las siguientes temáticas:

ü Autoproducción de hortalizas en las distintas épocas, destacando la importancia de destinar un espacio en el hogar (terreno, macetas, etc.), para el cultivo de vegetales, permitiendo reducir el costo de la canasta de alimentos (Figura 1).

ü Compostaje en el hogar, para brindar un destino útil a los residuos familiares.

ü Potenciales posibilidades que ofrece la horticultura con perfil emprendedor.

ü Viverismo hortícola para el inicio de cultivos, mediante la técnica de almácigo y trasplante de plantines con cepellón, para optimizar cuali-cuantitativamente la producción y acortar los ciclos.

ü Propagación de especies aromáticas por esqueje, cuyos insumos (sustratos, semillas y plantines).

ü Inicio de huertas por siembra directa.

ü Especies tradicionales e innovadoras, factibles de ser producidas por estación y los cuidados que las mismas requieren.

ü Producción de semillas hortícolas.

ü Alternativas de sistematización del suelo: en camellones y en plano.

ü Producción de alternativas innovadoras multivitamínicas, de diferentes especies, como microgreens y brotes, dos alimentos funcionales fáciles de producir y en corto tiempo, para una nutrición saludable; propiciando que puedan llevar adelante la producción de hortalizas.

Figure 1: Workshop I -urban vegetable plot training. A. Used materials in the theorical and practical training. B. Workshop attendees, with the respective biosafety protocols. Azul, Argentina, 2021.

Figura 1: Taller I de capacitación en huerta urbana. A. Insumos utilizados en la capacitación teórico - práctica. B. Asistentes con protocolos de bioseguridad. Azul, Argentina, 2021.

El mayor interés en la participación en las actividades propuestas se logró con personas de género femenino (93%). La mayor parte de los participantes correspondieron a la franja etaria de 20 a 40 años (78%), seguido de mayores de 40 años (15%) y menores de 19 (7%). En cuanto al número de integrantes por familia participante, el 41% de hasta 2, el 40% de tres a seis y el 19% de más de seis.

Más de la mitad de los participantes del taller, contaban con experiencia de la realización de huerta (56%) (Figura 2 a) y, el 44% comenzó a realizarla, con los plantines sembrados en el taller. Dentro de las motivaciones por las cuales realizarían una huerta, la mayoría destacó la alimentación (71%), luego el ahorro (19%) y por diversión / entretenimiento (10%) (Figura 2 b).

A B

Figure 2:Predisposition to the realization of family garden: A) Realization of a family garden by the participants (left). B) Motivations for the realization of a family garden by the participants (right).Azul, Argentina, 2020.

Figura 2:Predisposición a la realización de huerta. A)Realización de huerta por parte de los participantes, (izquierda). B) Motivaciones para la realización de huerta por parte de los participantes (derecha). Azul, Argentina, 2020.

En cuanto a su alimentación, más del 75% de los encuestados en el taller de huerta, indicó que cambió su alimentación por la pandemia (Figura 3).

Figure 3: Changes in the diet of the participants in the activities.Azul, Argentina, 2020.

Figura 3: Cambios en la alimentación de los participantes de las actividades. Azul, Argentina, 2020.

Además, cada participante, tuvo la oportunidad de sembrar en speedling, para obtención de sus propios plantines, durante las capacitaciones; para el posterior cuidado de los mismos en el hogar y con ellos, poder realizar sus propias huertas urbanas, para complementar la alimentación de sus familias, como así también, generar un efecto multiplicador, en los respectivos ámbitos de influencia (Figura 4).

Figure 4: Nursery activity: A. Seedlings sowing in containers and trays.B. Family integration activity. Azul, Argentina, 2021.

Figura 4:Actividad de viverismo: A: Siembra de plantines en contenedores, bandejas o speedling. B. Actividad de integración familiar. Azul, Argentina, 2021.

Como complemento de las capacitaciones realizadas en la etapa viverística de producción de hortalizas, se implantó una huerta didáctica, con diversas especies como tomate, brócoli, acelga, rúcula, rabanito, maíz dulce, zapallito de tronco, arvejas y lechuga.

Durante los talleres se les brindó, a los participantes, los materiales necesarios para realizar las actividades, sino que además se los capacitó para interpretar los folletos explicativos e instructivos con información relacionada a: calendarios de siembra, cartillas sobre las particularidades y ventajas de las hortalizas “Km 0”.

Se capacitó en la importancia de utilizar insumos adecuados durante la etapa de viverismo y el inicio de los cultivos, como por ejemplo sustratos, el origen adecuado del material de propagación utilizado; sobre los cuidados durante dicha etapa (como riegos periódicos) y sobre las ventajas de dicho sistema, respecto de la siembra directa. Asimismo, se explicó a los participantes los cuidados a tener, en sus huertas familiares. En este último aspecto, en las actividades llevadas adelante en 2021, los participantes tuvieron la oportunidad de intercambiar opiniones sobre los resultados logrados en sus respectivas huertas, con relación a la huerta didáctica conjunta realizada en el merendero.

Las especies cuya producción se difundió fueron seleccionadas bajo los siguientes criterios: fáciles de propagar y cultivar, resistentes, tolerantes al estrés ocasional y con una amplia gama de colores y ciclo de producción, versátiles y fáciles de cocinar, tradicionales y no tradicionales (como espárragos y acelgas pencas de colores), para promover una amplia diversidad en el consumo (Preti, 2019).

Durante las actividades se generó una retroalimentación activa con los asistentes (un promedio de 20 personas por capacitación, según los protocolos de bioseguridad oportunamente mencionados). Las capacitaciones tuvieron una excelente repercusión en la comunidad, por lo que puede decirse que se logró cumplir con las funciones sociales, productivas y educativas (Bartolomé et al., 2021), que las huertas pueden tener,en este trabajo fue evidenciado a través de testimonios registrados de los referentes y de participantes. Además, se buscó fomentar el espíritu emprendedor, demostrando en la práctica desarrollada, los manejos necesarios para generar hortalizas acondicionadas adecuadamente aplicando Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y técnicas higiénico-sanitarias, y que se pueden llevar adelante con recursos caseros y poca infraestructura. Se procuró que cada participante se transforme en referente de huerta en el barrio (Ocariz et al., 2021).

Los participantes llevaron adelante la siembra de plantines de hortalizas (bandejas de 120 plantines cada uno de los participantes de las capacitaciones con distintas especies); y tuvieron la oportunidad de integrar conocimientos sobre técnicas de cultivo, para huertas familiares; cosecha y producción de semillas.

También se explicó la importancia de la rotación de cultivos (alternar plantas de diferentes familias y con necesidades nutritivas diferentes en un mismo lugar, durante distintos ciclos, evitando que el suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un tipo de plantas se perpetúen en el tiempo), la cual es importante ya que se controlan mejor las malezas y disminuyen los problemas con las plagas y las enfermedades. También se inculcó la importancia de incluir aromáticas como orégano, romero, menta, ciboulette y tomillo entre otras, ya que sirven como repelente para los diferentes insectos (Bertolotti, 2021), y de colocar cintas de colores para evitar daños de pájaros.

En el caso de los conocimientos brindados sobre alternativas para el aprovechamiento integral de la materia prima, a través de la elaboración de compost con los descartes, se los capacitó en cómo llevar adelante una compostera, que modalidad resulta conveniente en función del volumen de residuos que se generen, ya sea de la huerta o de los merenderos. Se les mostró diferentes estados del compost, para observar la evolución de la descomposición y los destinos posibles para el compost resultante del proceso, como, por ejemplo, para fertilizar de manera orgánica sus huertas. Dichas composteras representan alternativas innovadoras de aplicación de principios de economía circular familiar y puede convertirse en un desafío en repensar que los residuos familiares pueden tener usos beneficiosos.

Desde las instituciones, constituye un desafío inculcar la cultura de la huerta, por lo que el mensaje desde el Equipo Horticultura de la Facultad de Agronomía de Azul es simple: es posible cultivar en cualquier lugar, incluso en la ciudad, sin un terreno disponible. No hay excusa para no hacerlo (Cereda, 2021).

Con las capacitaciones realizadas, se impulsó la transformación de los participantes, prosumidores (productores/consumidores), evidenciada en la constitución de huertas en sus domicilios, utilizando diversas técnicas brindadas en las capacitaciones y sus testimonios referidos a la producción obtenida; estimulando además el perfil emprendedor de los participantes; brindando herramientas sobre diferentes temáticas necesarias para lograr los conocimientos mínimos que les permita llevar adelante la producción de hortalizas en sus hogares, y alternativas de incorporación en la dieta diaria de las mismas, a fin de propiciar la autoproducción de hortalizas con un doble propósito, por un lado incentivar el consumo de alimentos saludables y una dieta variada, y por otro, impulsar el emprendedorismo.

Además, se capacitó sobre modalidades novedosas y sencillas de producción, como los microgreens y brotes (alternativas multivitamínicas, que aportan varias veces más nutrientes que las hojas maduras de hortalizas adultas, segúnManjula et al., 2020, especialmente indicadas para los casos de familias que no disponen de espacio (Figura 5).


Figure 5: Urban vegetable plot Workshop: A. Microgreens harvest. B. Workshop I attendees visit, during the training. Azul, Argentina, 2021.

Figura 5: Taller de huerta urbana: A. Cosecha de microgreens. B. Vista de asistentes al Taller 1, durante las capacitaciones. Azul, Argentina, 2021.

También se llevó a cabo propagación de especies aromáticas por esqueje, cuyos insumos (sustratos, semillas y plantines), fueron provistos en el marco del proyecto, en el inicio de huertas por siembra directa, especies tradicionales e innovadoras, factibles de ser producidas por estación, en producción de semillas hortícolas, alternativas de sistematización del suelo, entre otros temas.

Como complemento de las capacitaciones realizadas en la etapa viverística de producción de hortalizas, se realizó una huerta didáctica con diversas especies como tomate, brócoli, acelga, rúcula, rabanito, maíz dulce, zapallito de tronco, arvejas y lechuga (Figura 6).

Del inicio de la huerta, participaron los asistentes al taller, docentes y una becaria del Equipo Horticultura; quedando a cargo de los participantes del merendero la continuidad de los cuidados postrasplante, como: conducción del cultivo (tutorado de tomate y arveja, entre otras), riego, desmalezados, etc. Además, cada participante, tuvo la oportunidad de sembrar en speedling para obtención de sus propios plantines, durante las capacitaciones; para el posterior cuidado de los mismos en el hogar y con ellos, poder realizar sus propias huertas urbanas, para complementar la alimentación en el hogar, como así también, generar un efecto multiplicador, en los respectivos ámbitos de influencia.


Figure 6:Didactic vegetable plot implementation, during the Workshop I. A. Seedlings sowing for the 2022 vegetable plot. B. Tomato seedlings transplant, in 2022. C. Systematization into ridges, in 2021.Azul, Argentina, 2022.

Figura 6: Realización de huerta didáctica, durante el Taller I. A. Siembra de plantines para la huerta 2022. B. Trasplante de plantines de tomate, en 2022. C. Sistematización en camellones, en 2021.Azul, Argentina, 2022.

3.2. Taller II sobre Alimentación Saludable:

A través de estos encuentros se pretendió lograr la adquisición de conocimientos básicos sobre consumo de alimentos inocuos, así como reconocer el producto que se adquiere a través del etiquetado (Figura 7).

En el transcurso de los talleres los participantes, quienes pertenecían a los barrios de alcance de los merenderos seleccionados, mostraron gran interés en la temática, logrando un fluido intercambio de conocimientos, tradiciones, costumbres, habilidades.

En los primeros encuentros se comenzó con el reconocimiento de los grupos de alimentos, la distribución en las GAPA y su orientación a cubrir las pautas de las GABAs (Guías alimentarias basada en alimentos saludables), relacionando el uso de alimentos con la obtención de una mejora en la calidad de vida, intentando disminuir los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles como la obesidad o sobrepeso, la hipertensión, la diabetes, el cáncer y otras patologías. Se hizo hincapié, además, en aumentar la actividad física, abandonar el hábito del consumo de tabaco y alcohol.

En el desarrollo del año 2021, además de reforzar los conocimientos del año anterior, se brindó capacitación para realizar una elección consciente al momento de adquirir un nuevo hábito alimentario, adaptado a sus condiciones socioeconómicas.

Analizar el etiquetado del alimento envasado fue una estrategia propicia para fundamentar aún más, uno de los objetivos del proyecto que consistía en lograr educación alimentaria nutricional (EAN), favoreciendo el desarrollo de huertas comunitarias o familiares, ayudando al consumo de alimentos más naturales. Conocer los ingredientes, las proporciones de nutrientes, el origen del producto, la fecha de vencimiento, la comparación en los niveles de sodio, grasas y calorías de los productos envasados, entre otros datos, permitió a los participantes aprender a “leer” que es el producto que va a adquirir. El análisis de los envases se realizó mediante un banner diseñado para esta actividad y diferentes envases de productos alimenticios sirvieron de ejemplo para fundamentar la lectura de los mismos.

Figure 7: Display of “workshop II” trainings. A: GAPA training. B. Training in the importance to interprete correctly the nutritional labels.Azul, Argentina, 2021.

Figura 7: Vista de capacitaciones correspondiente a Taller II. A: Capacitación sobre GAPA. B. Capacitación sobre la importancia de interpretar correctamente los rotulados nutricionales. Azul, Argentina, 2021.

Además, durante el encuentro se hizo referencia a la Ley de etiquetado frontal, que, aunque aún no se había promulgado, ya existía la posibilidad de identificar a los diferentes productos a través de octógonos negros utilizados como sistema de advertencia para los “Exceso de” sodio, grasas, calorías, azucares, edulcorantes y cafeína.

Cabe señalar que al término de estos talleres se entregó un material confeccionado con distintas recetas orientativas sobre el uso de legumbres, cereales, verduras, frutas frescas, etc. El recetario fue acompañado con la entrega de alimentos por ejemplo hortalizas, frutas y otros insumos asociados a las propuestas contenidas en el mismo.

3.3. Taller III sobre manipulación de alimentos y empleo de soluciones desinfectantes:

Las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA) son responsables de ocasionar un gran número de diversas patologías que afectan la salud de la población mundial, la falta de conocimientos entre los manipuladores de alimentos sobre las buenas prácticas de manufactura, así como la escasa disponibilidad de información técnica complementaria repercute negativamente en la manipulación y preparación de los alimentos, tanto a nivel familiar como comercial (Carrasco et al., 2017).

Durante las acciones 2020 y 2021, los asistentes participaron activamente de las propuestas a la vez que pudieron plantear sus dudas tanto en lo que respecta a prácticas diarias en sus domicilios como, en algunos casos, prácticas a la hora de elaborar productos pensados para la comercialización como artesanales (Figura 8). Durante los mismos, se buscó propiciar la diversificación de la dieta a través de la elaboración de conservas que les permitan no sólo conservar sus propias producciones por más tiempo, sino también, poder incrementar la incorporación de frutas y verduras bajo formas alternativas al consumo en fresco. Por otra parte, el proceso de elaboración de las mismas fue utilizado como ejemplo práctico para hacer hincapié en las cinco claves para la inocuidad (OMS, 2007) y las buenas prácticas de manufactura, con el objetivo de reducir el riesgo de ocurrencia de ETAs.

Figure 8: Workshop III attendees. Azul, Argentina, 2021.

Figura 8: Participantes al Taller III. Azul, Argentina, 2021.

El abordaje teórico práctico de la elaboración de conservas resultó una estrategia apropiada para reforzar conceptos básicos de la correcta manipulación durante la elaboración de los alimentos. En particular, posibilitó realizar un recorrido desde los preparativos previos a la elaboración, como el correcto lavado de manos y el acondicionamiento de las materias primas y la esterilización de frascos para envasado de productos, hasta las estrategias en la inclusión de componentes que dificultan la proliferación de los microorganismos como una elevada acidez y/o alto contenido de solutos (sacarosa/cloruro de sodio), así como la cocción para reducir la carga microbiana (Figura 9). A su vez, se trabajó sobre la prevención de ETAs que pueden tener lugar cuando la elaboración de las conservas no se realiza en forma adecuada como, por ejemplo, la aparición de casos de Botulismo a partir de la contaminación con la bacteria Clostridium botulinum.

En términos generales, los asistentes mostraron un gran interés por la elaboración de conservas y fueron capaces de aplicar las buenas prácticas de manufactura durante el taller, así como reconocer procedimientos que no resultan adecuados desde el punto de vista de la manipulación de alimentos, como por ejemplo los hábitos en la cocina o la circulación fuera de la cocina utilizando la vestimenta empleada durante la elaboración (cofias y delantales). Se espera que el impacto del taller propicie que los participantes puedan aplicar los conocimientos adquiridos durante el mismo tanto en elaboraciones para consumo personal como para la potencial explotación de este tipo de producciones como una salida laboral a futuro.

Figure 9:Good Practices for the preserves manufacture, during Workshop III: A. Volunteers during the elaboration and B. Elaborated products during the Workshop and dissemination material provided.Azul, Argentina, 2022.

Figura 9: Buenas Prácticas en la elaboración de conservas durante el Taller III: A. Voluntarios durante la elaboración y B. Productos elaborados durante el taller y material de divulgación entregado. Azul, Argentina, 2022.

4. Discusión

En el contexto de pandemia, como integrantes de una Universidad Pública con compromiso social, docentes investigadores de la Facultad de Agronomía UNCPBA generaron actividades concretas para ofrecer a un sector de la población, con el objetivo de fomentar un efecto multiplicador y el espíritu emprendedor procurando, además, lograr un efecto “bola de nieve”, en el que los participantes, que transmitan los mensajes y conocimientos adquiridos a otras familias (Montalvo et al.,2017); propiciando el diseño de programas y políticas públicas, que se sostengan en el largo plazo y que sean apropiadas por todos los actores del territorio (Ocariz et al., 2021). Y de esta manera contribuir a la resiliencia urbana en general, es decir a la capacidad de respuesta positiva de las ciudades para organizarse y generar estrategias, para prevenir, mitigar y adaptarse ante la adversidad (Rótolo y Zulaica, 2021); y de conectarse con la innovación, la creatividad y la reinvención, tanto en la post pandemia, como en los procesos por venir (Kaufman et al.,2021). Simonovic y Peck (2013) sugieren que, con base en el ejemplo de acciones concretas como las presentes, es necesario centrarse en la planificación, ya que ello permitirá una mejor comprensión de la diversidad, necesidades, fortalezas y vulnerabilidades dentro de las comunidades, ya que las amenazas no afectan a todos de la misma manera. A partir de lo anterior, se desprende la importancia de articular los procesos de resiliencia comunitaria y urbana, para dar respuesta a los problemas emergentes o acentuados en el marco de la pandemia y repensar estrategias de gestión local, en un escenario postpandemia.

En el presente trabajo, se propusieron técnicas innovadoras, el uso de la creatividad en la preparación de alimentos y la diversidad productiva, lo cual resultó muy oportuno, ya que, en el 2021, ha sido declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, como el “Año Internacional de las Frutas y Verduras (AIFV)”, debido a la importancia de éstas para la nutrición humana, la seguridad alimentaria y la salud. Asimismo, las instancias llevadas a cabo en los tres talleres permitieron instalar en la comunidad la idea de las familias como autogestionadoras de su propia Seguridad Alimentaria, terminología que se refiere a “que todas las personas tengan, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfagansus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana” (FAO, 1996).

Se procuró reforzar, con las capacitaciones brindadas a los miembros de las familias participantes, las implicaciones y la importancia de aplicar BPA, en el manejo de la huerta; el significado de la economía circular, procurando que todo lo que se produzca se reinserte en el sistema de algún modo; las ventajas de consumir alimentos de propia producción y la contribución que las huertas urbanas pueden brindar a la economía familiar, tal como sugieren Simba Ochoa y Herrera García (2019). Dichos autores, en un estudio realizado, informaron que las familias que realizan huertas pueden llegar a tener beneficios terapéuticos, alimenticios, ornamentalesy económicos. Además, la huerta es un medio de socialización, ya que se comparte productos, se intercambia opiniones sobre el tema y todos los miembros de la familia participan en su cuidado; siendo el control de malezas, el tutorado y la poda (en cultivos como tomate), y el riego, las actividades de manejo más comunes.

Durante las capacitaciones se inculcó también la importancia de preferir alimentos locales, actualmente denominados “Km 0”, provenientes de cadenas de suministro cortas, las que han demostrado ser capaces de reaccionar rápidamente ante el impacto global de la pandemia (Corrado y Fama, 2021). Castagnino et al., (2022), indicaron que, en una encuesta realizada a nivel nacional, que el consumo de esta categoría de hortalizas ha sido preferido por parte de los consumidores encuestados.

Conocer los cambios en el consumo a lo largo del tiempo es esencial para evaluar las políticas implementadas, diseñar nuevas políticas públicas y redireccionar las existentes, planificar campañas educativas y orientar la producción y disponibilidad de alimentos, con el propósito de mejorar la alimentación de la población, sobre todo en la infancia donde se consolidan los hábitos alimentarios y del estilo de vida (Zapata et al., 2016).

5. Conclusiones

La articulación y la construcción conjunta con los integrantes de la comunidad, sirvieron como herramientas clave para el desarrollo de nuevas oportunidades, que transformen las realidades cotidianas, para el fortalecimiento del entramado comunitario, contribuyendo a sentar las bases para que se puedan diseñar programas y política públicas que se sostengan en el largo plazo.

A través de las capacitaciones realizadas en las tres temáticas involucradas, se procuró impulsar la gestión de la Seguridad Alimentaria en las familias; y que, los resultados informados propicien, de alguna manera, una mayor planificación de la resiliencia urbana.

La implementación de las huertas en los hogares y la elaboración de productos que les permita extender el período de aprovechamiento de las hortalizas y frutas producidas, como las conservas, empleando buenas prácticas de manufactura, permitirían que, en primera instancia, las familias generen sus propios alimentos e incluso que, dicha producción, exceda su capacidad de consumo, pudiendo orientarla a emprendimientos.

Se espera que las acciones realizadas, contribuyan a que, en otras ciudades argentinas, una vez realizada la identificación y caracterización de los sectores demandantes, se puedan propiciar la generación de acciones institucionales de capacitación, tendientes a mejorar la calidad de vida de las familias, en sus respectivos ámbitos de influencia; brindando conocimientos de autoproducción de alimentos, alimentación saludable y consumo de alimentos seguros y, de esta manera, fortalecer la interacción entre las instituciones y la comunidad; permitiendo un ahorro en la canasta familiar.

Este proyecto permitió reforzar y afianzar el vínculo generado entre la comunidad azuleña, la Facultad de Agronomía y la UNCPBA, al igual que en otros proyectos de extensión en los que se ha puesto y se pone de manifiesto el compromiso de la universidad pública con la sociedad.

6. Agradecimientos

Se agradece la colaboración brindada por las siguientes personas: Durante, I.; Mola, J.; Schwab, M.; Viazzi, P.; Amendolara, P.; Apesteguía, M.; Bastien, E.; Losardo, A. y Bongiorno, C.

7. Fuente de financiamiento

Los proyectos “Optimización de la producción, manipulación y consumo de alimentos a nivel familiar, para una mejor calidad de vida I y II”, fueron financiadas en el marco de la 1ª y 2ª convocatoria “Acciones de extensión frente a la emergencia por COVID19, de la SPU-MEN (Secretaría de Políticas Universitarias-Ministerio de Educación de la Nación). Organización: Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA).

8.Conflicto de intereses

Los autores declaran que este trabajo no presenta conflicto de intereses.

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