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Efecto de bokashi y supermagro sobre el rendimiento del cultivo agroecológico de ajo

AVANCES EN HORTICULTURA - REVIEW | Ávila, G.T. - Boetto, M.N. - Menduni, M.F. - Beccaria, V.

Etiquetas: Allium sativum, bioinsumos, sustentabilidad, propiedades nutracéuticas, producción

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Cita:

Ávila, G.T. - Boetto, M.N. - Menduni, M.F. - Beccaria, V. (2023). Efecto de bokashi y supermagro sobre el rendimiento del cultivo agroecológico de ajo. Horticultura Argentina 42 (108): 46-58. http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s18519342/ky38jt1a3

Resumen:

El ajo es una especie con propiedadesnutracéuticas que se cultiva en Córdoba como componente de la diversidad planeada por los productores en sus agrosistemas.Es especialmente importante como componente de huertas y granjas familiares, ya que se incorpora en la dieta de la familia, por su efecto benéfico sobre la salud humana, y como materia prima de bioinsumos utilizados para el manejo de potenciales plagas.La sociedad demanda, en forma creciente, alimentos producidos de una forma más respetuosa con el ambiente.El rendimiento potencial del ajo en la provincia, se consigue con fertilizaciones nitrogenadas con productos de síntesis química. Por ello, el objetivo de este trabajo es evaluar el efecto de dos bioinsumos (bokashi y supermagro) sobre el rendimiento del ajo, como una contribución a la transición de los agroecosistemas que lo producen.El ensayo se realizó en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias - Universidad Nacional de Córdoba. Se implantaron en marzo de 2021, tres cultivares de ajo (Alpa Suquía; Pampeano y Serrano) producidasel año anterior en el Banco de Germoplasma de la institución, a los que se biofertilizó, dejando un testigo sin fertilizar. En dos de las tres cultivares utilizadas, Serrano y Pampeano, bokashi y supermagro generaron un mayor rendimiento potencial del cultivo. Los bulbos cosechados en los tratamientos con biofertilización mostraron un mayor peso en las cultivares Serrano y Pampeano; y una mayor proporción de bulbos de calibre 4 y 5. Es necesario seguir analizando este tipo de manejos a lo largo del tiempo para corroborar otros efectos que redunden en el mejor uso de los recursos del sistema productivo.

Artículo Completo:

1. Introducción

La producción mundial de ajo fresco se ubica en 24 millones de toneladas. El mayor productor mundial es China con una participación del 79,2%, seguido de India con una participación del 5,2%, Corea participa con 1,7% y el 13,9% restante se distribuye en unos 35 países. Argentina aporta menos del 1% a la producción mundial. La región de Cuyo es la principal zona productora del país, concentrando la producción en Mendoza con más del 88%, seguida por la provincia de San Juan con aproximadamente el 4%. El 8% restante se distribuye en las provincias de Buenos Aires, Río Negro y Córdoba (Ministerio de Agricultura, 2016).

La Región Centro (Centro Norte y Noroeste de Córdoba) tiene características de llanura de clima sub-tropical (inviernos benignos), donde se producen ajos tempranos (llamados Rosados o “paraguayos”). La tecnología es de nivel medio, con fuerte tendencia a la mecanización por ausencia de mano de obra especializada, conducción del cultivo con riego complementario y moderado desarrollo de tecnología de empaque. Los cultivos se conducen con escaso uso de fertilizantes y abundantes tratamientos de fungicidas a la salida del invierno para el control de Roya. Las principales áreas de producción se ubican en la zona de influencia de las localidades de Cruz del Eje, Villa de Soto y Jesús María (Colonia Caroya y Colonia Tirolesa). La época de plantación óptima para toda la provincia es desde inicios de febrero hasta la primera quincena de marzo en el esquema de producción de bulbos. En el contexto de la producción nacional, el ajo tipo Rosado es de producción temprana, apareciendo en el mercado desde fines de agosto y se mantiene con buenas posibilidades de comercialización hasta fines de octubre. En los inicios de la década de los ’90 la superficie productiva provincial oscilaba en las 1.200 ha anuales. En la actualidad, estimaciones oficiales consideran que se está en el orden de las 120 ha a 150 ha. Esta considerable disminución se debe a varios factores entre los que se cuentan la escasez de mano de obra calificada, la existencia de otras alternativas rentables de menor complejidad operativa y la falta de apertura al mercado internacional por la utilización de materiales genéticos de baja dormición (Ávila, 2013).

El ajo es una especie con propiedades nutracéuticas, que se cultiva en Córdoba como componente de la diversidad planeada de los agrosistemas (Stupino et al., 2014¸ Tonolli et al. 2019), ya que sus exigencias en agua han limitado fuertemente su cultivo en la provincia (MAGyP, 2021). Es especialmente importante como componente de huertas/granjas familiares, ya que incorporado en la dieta de la familia,ayuda a controlar la hipertensión media (Aviello et al. 2009) y tiene efectos antifúngicos, antimicrobianos y antioxidantes (Gebreselema & Mebrahtu, 2013; Salehi et al. 2019). Además, es utilizado comomateria prima para el control de plagas en los bioinsumos para la agricultura familiar (Argüello Caro et al., 2020).

El ajo, por su lento crecimiento y su bajo sombreo (Boetto et al., 2005), impone en la agricultura convencional formas de cultivarlo, que se han naturalizado asociados a la aplicación continua de productos de síntesis industrial, como herbicidas y fertilizantes que potencien su crecimiento. Así, es común que serecomiende fertilizar con nitrógeno, en varios momentos del ciclo del cultivo para aumentar los rendimientos de la cosecha de bulbos (Gaviola y Lipinski, 2002; Lipinski, 2015).

Frente a una sociedad que demanda, en forma creciente, alimentos producidos de una forma más respetuosa con el ambiente (Ávila et al., 2021), aparece como alternativa el uso de bioinsumos (Lopresti y Torti, 2021). Estos productos se incorporan en la transición agroecológica de los agrosistemas convencionales, reemplazando gradualmente a los agroquímicos, como una etapa necesaria para el cambio hacia la sustentabilidad (Altieri y Nicholls, 2007). Desde la Agroecología se sostiene que los fertilizantes como bokashi, y supermagro no sólo aportan nutrientes y materia orgánica al suelo mejorando la expresión de las especies vegetales que sobre él crecen, sino que también contribuyen con el mejoramiento de sus propiedades físicas, químicas y biológicas (Lassevich et al., 2020). Además, bokashi y supermagro tienen un costo sensiblemente menor a sus sucedáneos, con lo que aseguran beneficios económicos de la producción, al reducir costos, y pueden ser elaborados por el/la productor/a (Ramos Agüero y Terry Alfonso, 2014; Parodi et al., 2019).

El bokashi (en japonés, materia orgánica fermentada) es un abono orgánico sólido, producto de un proceso de fermentación aeróbica que acelera su degradación, acortando el tiempo de producción y logrando el abono en 12 a 21 días (FAO, 2011). Su uso activa y aumenta la cantidad de microorganismos en el suelo, así como mejora sus características físicas y suple a las plantas con micronutrientes. Al elevar la temperatura durante su corta maduración, se eliminan los patógenos que pudieran incluir los materiales utilizados (como en una pasteurización), por lo que su uso no implica posibles contaminaciones. Se elabora con elementos locales, accesibles a la mayoría de los productores (suelo, gallinaza y estiércol de ganado, ceniza de leña, cal, melaza, residuos vegetales, suero de leche o ácido láctico, levaduras, carbonilla, agua), por lo que se pueden hacer variaciones de acuerdo a la materia prima disponible en cada región (Ramos Agüero y Terry Alfonso, 2014).

El supermagro es un biofertilizante líquido, obtenido mediante una fermentación anaeróbica de diversas materias orgánicas, a las que se les adicionan minerales esenciales. De su elaboración, se obtienen residuos líquidos y otros sólidos, que puedenaplicarse en todas las etapas fenológicas de los cultivos. El líquido, se utiliza como abono foliarpara solucionar deficiencias de nutrientes y proteger a los cultivos de enfermedades (Parodi et al.,2019). El sólido seagrega al compost para incrementar la cantidad de nutrientesque ofrece (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México. 2021). Supermagro se compone de estiércol fresco de vaca, melaza, suero de leche o leche sin pasteurizar, ceniza vegetal y agua natural; en una formulación básica. De acuerdo con la disponibilidad, puede elaborarse una formulación más completa nutricionalmente, añadiendo: levaduras, material vegetal verde, harina de roca o minerales como Zn, Mg, Cb, B, Cu, Ca, Mn, Na y Fe. Estos micronutrientes, ya disueltos en el agua, son capturados por los compuestos orgánicos existentes en la dilución (agentes quelantes) incorporándose a su estructura.Desde allí,son liberados lentamente, brindando así, un suministro continuo demicroelementos a las plantas, sin alcanzar nunca concentraciones tóxicas. El supermagro también previene las enfermedades de las plantas, ya que contiene una gran cantidad de microorganismos antagonistas, lo que provoca una gran competencia con los patógenos, logrando reducir su expresión (Gepp, 2003; Infante Lira, A. 2011; Infante Lira y San Martín Fuentes, 2016).

En la bibliografía especializada, se citan numerosos experimentos del uso de estos biofertilizantes para la producción de alimentos, en especial, hortalizas (Dieder Gonzalez et al., 2015; Bianco et al.,2019; Lassevich et al., 2020; Ordoñez et al., 2020), y algunas experiencias sobre cultivos extensivos como soja (Roulet et al., 2019). Sin embargo, poco se encuentra sobre su uso en Alliáceas, especialmente sobre ajo.

Por lo dicho, el objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto del uso de dos biofertilizantes, bokashi y supermagro frente a un testigo, sobre el rendimiento de tres cultivares de ajo.

2. Materiales y métodos

El ensayo se realizó en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba. El mismo está ubicado en la región semiárida central de la provincia, con temperaturas medias del mes más cálido inferiores a los 24 ºC y del mes más frío entre los 10 y 11 ºC; con menos de 600 horas de frío al año y precipitaciones medias acumuladas de unos 750 mm/año. Sus suelos son haplustoles típicos que se corresponden a la clase de uso IIIsc, con moderadas limitaciones climáticas, drenaje moderado a imperfecto de baja retención de humedad (Gorjas y Tassile, 2003).

A mediados de marzo de 2021 se implantaron tres cultivares de ajo (Alpa Suquía; Pampeano y Serrano inscriptas por la institución en el Instituto Nacional de Semillas - INASE). Los dientes plantados fueron de similar tamaño, extraídos de bulbos de idéntico calibre, producidos agroecológicamente, el año anterior en el Banco de Germoplasma de la institución. Esto es:no se utilizaron insumos industriales: fertilizantes ni biocidas; el ambiente fue diversificado (ya que se dejaron las especies espontáneas o malezas rodeando la parcela, de manera de tener oferta floral para los enemigos naturales de los insectos potencialmente plagas); las malezas se controlaron manualmente y su establecimiento temprano se inhibió al colocar un mulch (acolchado) de pastos secos o restos de las mismas, entre líneas (Altieri y Nicholls, 2007).

El diseño del ensayo correspondió a plantación sobre platabanda, en línea simple, con una densidad de 14 dientes /m2 y con riego por goteo. Los tratamientos se dispusieron en bloques completos al azar con 2 repeticiones para las tres (3) situaciones a evaluar: 1) aplicación de bokashi al suelo, a razón de 100 g /m lineal de plantas; 2) aplicación de supermagro porvía foliar en dilución en agua al 5%, y 3) el testigo sin fertilizar. Las aplicaciones se iniciaron a unos 100 días de la plantación, en pleno crecimiento vegetativo. La segunda aplicación fue 40 días después, y la tercera, una vez superado el período de latencia invernal.

Los biofertilizantes (bokashi y supermagro) fueron elaborados en los meses de enero a abril de ese mismo año por productores agroecológicos del cinturón verde de la ciudad capital. En su proceso se respetan todo el protocolo explicitado por normativas internacionales (FAO, 2011).

Se realizó un manejo agroecológico del cultivo, por lo que las especies espontáneas (malezas) se controlaron manualmente en las líneasentre plantas. Mientras que en los espacios entre líneas se colocó un denso acolchado de pasto seco, una vez emergido el ajo (Ávila et al., 2021). Periódicamente,se relevó presencia de insectos u otros organismos potencialmente plaga, mediante trampas cromáticas, de caída, y de tul, recolectándose también insectos posados con la finalidad de tener un registro comparativo de esa condición sanitaria para futuros ensayos que continúen esta línea de trabajo.

En poscosecha y luego del proceso de secado natural, se determinó el peso y el diámetro de los bulbos y se contabilizó el número de dientes por bulbo, de todos los bulbos provenientes de cada tratamiento. Con estos datos se estimó la variación proporcional del rendimiento máximo alcanzado, por cada cultivar y tratamiento, con respecto al testigo. Además,se describió la distribución de frecuencias del diámetro de los bulbos para cada cultivar, construyendo para ello histogramas a fin de valorar la proporción que alcanzanlos mismos, al menos en la menor clase comercial (calibre 4 - entre 3,6 y 4,5 cm).

Finalmente, secompararon las variaciones proporcionales del peso de los bulbos, generadas por el uso de bokashi o supermagro, entre cultivares, generando para ello, una nueva variable Pi.

Pi = peso bulbo n (trat) - peso medio testigo + 1

peso medio trat

Dónde:

ü Peso bulbo n (trat): es el peso de cada bulbo del tratamiento bokashi/supermagro o testigo.

ü Peso medio testigo: es el peso medio de los bulbos del testigo sin fertilizar.

ü Peso medio trat: es el peso medio de los bulbos para el tratamiento considerado.

Esto se hizo para todos los bulbos de las muestras, dado que en la agricultura familiar y agroecológica, todos los bulbos cosechados se utilizan.

Los datos se procesaron según la naturaleza de los datos (cuantitativos o cualitativos) mediante ANAVA y se compararon las medias utilizando el testDGC, con InfoStat (Di Rienzo et al., 2020).

3. Resultados y discusión

La abundancia de insectos herbívoros (polillas, hormigas, chinches) potencialmente plaga para el cultivo no fue significativa a lo largo del trabajo.

Dada la interacción entre tratamiento y cultivar, para las variables peso (p = 0,056), diámetro de bulbo (p = 0,072) y para el número de dientes por bulbo (p = 0,067), se analizan los efectos de los biofertilizantes para cada cultivar por separado.

Sobre Alpa Suquía, bokashi y supermagrono muestran diferencias significativas con el testigo en ninguna de las variables analizadas (p > 0,05; Figura 1). El diámetro medio de los bulbos cosechados fertilizados con supermagro fue levemente superior (p = 0,0515), con una media de calibre 5 y la menor dispersión, con un 50% de los bulbos calibre 4 y el resto, calibre 5 (Figura 2).

Figure 1: Effect of bokashi and supermagro on three yield components of cv.Alpa Suquía. Córdoba, Argentina, 2021.

Figura 1: Efecto de bokashi y supermagro sobre tres componentes del rendimiento de la cv. Alpa Suquía. Córdoba, Argentina. 2021.

Figure 2: Proportional distribution of the bulbs of cv. Alpa Suquía, according to its diameter class.Córdoba, Argentina. 2021.

Figura 2: Distribución proporcional de los bulbos de la cv. Alpa Suquía, de acuerdo a su clase diamétrica. Córdoba, Argentina. 2021.

En la cultivar Pampeano, bokashi generó aumentos muy significativos en el peso del bulbo, en su diámetro, pero también en el número de dientes por bulbo (carácter considerado como perjudicial para la calidad del mismo), con respecto al testigo y a la fertilización con supermagro (Figura 3). En cuanto a la distribución de las frecuencias de las clases diamétricas de los bulbos, bokashi generó una mayor proporción de bulbos calibre 5 (un 80%), siendo el resto de calibre 4. En cambio, supermagro y el testigo, sólo generaron bulbos calibre 3 y 4 (Figura 4). En esta cultivar, la aplicación de los biofertilizantes generó incrementos del rendimiento hasta de un 26% con supermagro y un 65% con bokashi, por encima de los valores del testigo.

Figure 3: Effect of bokashi and supermagro on three components of cv.Pampeano. Córdoba, Argentina. 2021.

Figura 3: Efecto de bokashi y supermagro sobre tres componentes del rendimiento de la cv. Pampeano. Córdoba, Argentina. 2021.

Figure 4: Proportional distribution of the bulbs of cv. Pampeano, according to its diameter class(Córdoba, 2021).

Figura 4: Distribución proporcional de los bulbos de la cv. Pampeano, de acuerdo a su clase diamétrica (Córdoba, 2021).

En la cv. Serrano, ambos biofertilizantes generaron bulbos más pesados, pero solo bokashi se diferenció estadísticamente del testigo (p = 0,0007), debido probablemente a la mayor variabilidad manifiesta por los bulbos producidos con supermagro. El diámetro medio de los bulbos también fue mayor (Figura 5), pero no se detectaron diferencias significativas (p = 0,057) entre tratamientos. En la distribución de las clases diamétricas de los bulbos, se observó que ambos biofertilizantes generaron una mayor proporción de bulbos de mayor diámetro (calibre 5), aunque con una mayor dispersión, con algunos bulbos de calibre 3, sin valor comercial, en fresco. El mayor peso de los bulbos parece ser acompañada por un mayor número de dientes para ambos tratamientos (p = 0,0002), lo que dañaría su calidad (más dientes en igual diámetro de bulbo implican dientes más pequeños), aunque el delta de incrementos debido a los fertilizantes rondó entre un 32% para supermagro y un 72% para bokashi respecto a la media del tratamiento (Figura 6).

Figure 5: Effect of bokashi and supermagro on three components of cv.Serrano (Córdoba, 2021).

Figura 5: Efecto de bokashi y supermagro sobre tres componentes del rendimiento de la cv. Serrano (Córdoba, 2021).

La variable Pi propuesta, permitió comparar el efecto de los biofertilizantes sobre las tres cultivares de ajo producidas (p interacción = 0,12). Se evidenció un efecto diferencial de los biofertilizantes sobre las cultivares, Serrano y Pampeano, ya que bajo ambos tratamientos (fertilización con supermagro o con bokashi) se registraron valores significativamente superiores (p = 0,0001). En cambio sobre Alpa Suquía, sólo el tratamiento con supermagro fue superior al testigo y a la fertilización con bokashi.

En Córdoba se puede llegar a un rendimiento potencial de 8.000 kg de bulbos/ha de ajo bajo manejo convencional (MAGyP. 2021), pero no hay antecedentes sobre el uso de biofertilizantes en la producción de Aliáceas. Los biofertilizantes permitirían incrementar estos rendimientos potenciales de ajo de las cultivares Pampeano y Serrano en una propuesta de transición agroecológica, en la que se van suplantando los insumos industriales por bioinsumos (Altieri & Nicholls, 2007). Estas conversiones o transiciones contemplan también el aumento de la diversidad planeada o planificada por el/la productor/a al diseñar su sistema (Stupino et al., 2014; Tonolli et al., 2019). Allí, el ajo se integra por sus efectos benéficos sobre la salud de las personas (Aviello et al., 2009; Gebreselema & Mebrahtu, 2013; Salehi et al. 2019), para ser utilizado como materia prima de un extracto que tendría efecto repelente sobre insectos (Argüello Caro et al., 2020) y por su valor comercial.

Figure 6: Proportional distribution of the bulbs of cv. Serrano, according to its diameter class(Córdoba, 2021).

Figura 6: Distribución proporcional de los bulbos de la cv. Serrano, de acuerdo a su clase diamétrica (Córdoba, 2021).

El rendimiento potencial del ajo en la provincia, se consigue con fertilizaciones nitrogenadas que, según el estatus nutricional del suelo, contribuyen con los 180 kg de N que necesita el cultivo para su desarrollo (Lipinski, 2015). Ensayos realizados con otras cultivares para evaluar los efectos de la aplicación de urea, muestran incrementos proporcionales de rendimiento cuando se les aplicó este fertilizante químico, pero que en promedio son menores a los registrados en este ensayo (Andreani et al., 2015). Se puede esperar un comportamiento similar en las cv utilizadas en este estudio, lo que favorece el reemplazo de insumos químicos en sistemas convencionales por los bioinsumos propuestos. Entre otras ventajas, los biofertilizantes contribuyen a mejorar las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo, de una manera estable. En particular, colaboran con la reconstitución del contenido de materia orgánica (Lassevich et al., 2020), evitando la lixiviación de nutrientes y el riesgo de contaminación que implica la fertilización convencional (Altieri & Nicholls, 2007). Además, las fertilizaciones nitrogenadas cambian la composición química del cultivo, hecho evidenciado por estudios sobre el contenido de nitratos del jugo foliar de las plantas (Gaviola & Lipinski, 2002) y por lo tanto, de aminoácidos libres y carbohidratos simples. Esto aumentaría la incidencia de plagas de insectos chupadores suctores, dada la mayor eficiencia de asimilación de este tipo de tejidos, en contraposición con la incidencia de plagas producto de abonamientos orgánicos, lo que fue enunciado como teoría de la trofobiosis (Cano Ortiz, 2013).

El cultivo de ajo en Córdoba se plantea en la actualidad como alternativa rentable en pequeña escala dentro de la diversificación productiva de los cultivos frutihorticolas en los cinturones verdes de las ciudades o comunas. Dentro de este diseño regional, en las huertas familiares y agroecológicas, todos los bulbos cosechados se utilizan: se separan los de mayor diámetro como bulbo madres de la próxima plantación. También se comercializan e intercambian en fresco. Los bulbos más pequeños se consumen o se destinan a la producción de encurtidos, desecados o bioinsumos como el extracto de ajo base para la fabricación de repelentes para el manejo de insectos (Argüello Caro et al., 2020). De allí, que un rendimiento similar o algo mayor al producido bajo un diseño de agricultura convencional, se considera positivo por todo el valor agregado que eso genera, sumado al mejoramiento del recurso suelo en distintos aspectos.

4. Conclusiones

Los resultados obtenidos en esta instancia permiten destacar que en dos de las tres cultivares utilizadas, Serrano y Pampeano, bokashi y supermagro generaron un mayor rendimiento del cultivo con respecto al no uso de biofertilizantes.

Los bulbos cosechados en los tratamientos con biofertilización mostraron un mayor peso en las cultivares Serrano y Pampeano y una mayor proporción de bulbos de calibre 4 y 5.

Es necesario seguir analizando estas alternativas de manejo a lo largo del tiempo y en distintas zonas productivas, para corroborar otros efectos que redunden en la conservación y/o mejoramiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas de nuestros recursos naturales, así como establecer nuevos ensayos para comparar in situ estas mejoras con la aplicación de fertilizantes comerciales y el consecuente impacto futuro en aspectos laborales, productivos y económicos para la región.

5. Conflicto de intereses

Los autores declaran que este trabajo no presenta conflicto de intereses.

6. Bibliografía


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